El empleado Aries

Una entrevista de trabajo con un posible empleado Aries, cuando se trata de un Carnero típico, puede desarrollarse más o menos así:
Entrevistador: Por sus antecedentes y sus referencias veo que en los dos últimos años ha trabajado en seis empresas diferentes, señor Bootsikaris.
Aries: Mi nombre es Carlos, señor Fernández. Si, yo soy un convencido de que tengo que progresar. Cuando un trabajo a uno le queda pequeño, ¿de qué sirve quedarse en un puesto donde ya no se puede aprender nada ni se puede aportar nada más a la empresa?
Entrevistador: Es exactamente lo que me preocupa, Car… eh, señor Pérez. Temo que dentro de poco tiempo, después que hayamos gastado dinero en prepararlo, usted pueda encontrar que nuestra empresa también le queda pequeña.
Aries: Ya había pensado que eso podía preocuparle, pero no tema. Ya me he informado sobre su empresa, y estoy seguro de que en ella no me sentiré inquieto, porque he podido comprobar que con ustedes hay muchísimas oportunidades para quien quiera verdaderamente progresar. Yo siempre he deseado trabajar en una empresa grande, realmente creativa y progresista, y son tan raras que prefiero esperar hasta que ustedes tengan una oportunidad antes que irme a ninguna otra parte.
No hace falta decir que si el jefe supera su desconcierto inicial ante una entrevista tan fuera de lo común, lo más probable es que contrate inmediatamente a Aries. Ese tipo de entusiasmo sincero por la empresa es difícil de encontrar en estos días en que los empleados piensan en la seguridad y tienen conciencia sindical… y hace que se perdone la brusquedad y el superego.
Tomar un empleado Aries puede ser la mejor jugada que haya hecho usted en su vida o el dolor de cabeza mas grande que se haya buscado, según que meta le ponga a este misil despistado. Confiarle una tarea rutinaria de nueve a cinco es errar el blanco. En el primer momento es posible que brille como plata recién lustrada para impresionarle, pero no tardará mucho en aparecer inquieto y disconforme. Y se lo hará saber por procedimientos tan inequívocos como llegar cada día un poco más tarde, tomarse más tiempo del asignado para el almuerzo o escribir cartas personales en su escritorio. Son todas señales de peligro, anunciadoras de que su empleado Aries no está satisfecho. Sigue siendo de enorme valor para la empresa, pero está aburrido, y el aburrimiento hace que desaparezcan bajo sus efectos las virtudes del Carnero.
Ponga a su Aries en un puesto donde tenga completa libertad para tomar decisiones, de las cuales, si es posible, sólo sea responsable ante usted. Si puede hacerlo sin relajar la disciplina, déjele también que entre a trabajar a la hora que quiera. Después de un breve periodo se dará cuenta de que por mas que pueda aparecer a las diez o a las once de la mañana, o tomarse dos horas para almorzar, Aries será también el último en marcharse por la noche, sobre todo si hay que hacer algún trabajo extra. Entre sus empleados, es el que más probabilidades tiene de aceptar sin quejarse, como un desafío, algunas tareas adicionales.
Son muchos los Aries capaces de trabajar hasta altas horas de la noche si es necesario o si lo que están haciendo les interesa, y probablemente serán más conocidos de la mujer que viene por las noches a hacer la limpieza que de la recepcionista del turno de mañana. Si no le va a encontrar guardando sus cosas ni mirando el reloj alrededor de las cinco de la tarde, ¿por qué armarle un lío si llega a las diez y veinte de la mañana? Es el razonamiento que él se hace, y no deja de tener lógica.
Los Aries son intrínsecamente incapaces de adaptarse a un horario rígido y uniforme, sean cuales fueren los procedimientos habituales de una oficina. Su gran energía creativa fluye a todas horas, y no es posible ajustarla a la idea que algún otro tenga de lo que debe ser una jornada de trabajo. Alguna vez, por imperiosas razones personales, Aries pedirá permiso para retirarse temprano por la tarde, pero esa misma noche volverá para acabar de quemar el combustible de su lámpara, o a la mañana siguiente se dejará caer antes de que canten los pájaros para compensar el trabajo que dejó sin hacer. Si hay algo que le molesta es entregar un trabajo menos perfecto de lo que el sabe que es capaz de hacerlo. Así, aunque descuide los detalles y desdeñe la rutina normal de la oficina, esa cualidad es demasiado positiva como para desperdiciarla. Vale la pena pasar por alto la independencia de Marte para sacar provecho de su maravillosa decisión de triunfar, que evidentemente ira en beneficio de su empresa, si tiene usted la astucia y la paciencia necesarias para utilizarla bien.
El dinero nunca es la principal razón que tiene para trabajar. Insistirá en que le paguen lo que vale (lo que él cree que vale) en homenaje al ego y al status, pero desde luego el dinero no es su principal objetivo. Lo que lo motiva es el ansia de éxito, y el efectivo es siempre secundario. Es posible que muchas veces tenga que pedir dinero prestado, porque el Carnero, por lo general, gasta para vivir más de lo que gana. Así y todo, con una palmadita mas en el hombro se conseguirá mas de él que con una cantidad extra en su paga semanal. Claro que tendrá usted que combatir su deseo de hacerse cargo de las tareas de todos los demás, ya que Aries rebosa de ideas sobre la forma en que todo el mundo en la empresa –usted incluido– puede alcanzar mas rápidamente su meta. Pero, si puede aprender a no molestarse por sus sugerencias continuas e impertinentes, encontrará en él un manantial de ideas originales y aprovechables.

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