Personalidad del Dragón

En China, el Dragón es el símbolo del emperador o de la energía de Yang (masculina). El Dragón es el guardián de la riqueza y el poder. Al igual que su pariente próximo, la Serpiente (a la que se llama, con frecuencia, «el pequeño Dragón»), el Dragón es un signo del karma, y se dice de los nativos del año del Dragón que ostentan los «cuernos del destino».
Orgullosos, aristocráticos, excéntricos, egoístas y sumamente francos y directos, los dragones establecen sus objetivos e ideales muy pronto en la vida. Se ponen objetivos muy altos y tienen potencial para realizar grandes cosas. Dudan poco o nada de sí mismos y son valientes, individualistas y vanguardistas. Todo lo que hagan, al estar inspirado por sus propios sueños, grandiosos y llenos de color, será estupendo, un éxito pionero o un fracaso estrepitoso. Para ellos, no existe el camino del medio ni el seguro, sólo la victoria o la muerte. Cualquiera que sea el camino que elijan, lo siguen sin que les importe las consecuencias. Han nacido con una misión en la vida, y su destino es cumplirla. Entusiastas e impetuosos, llenos de vigor y vitalidad, los dragones son unos auténticos almacenes de energía dinámica. Necesitan, sin embargo, aprender a controlar su entusiasmo inicial, pues podrían correr el riesgo de ver cómo todo se consume al igual que un meteorito.
Aunque pueden ser magnánimos, fuertes y decididos, los dragones, sinceros y veraces, carecen claramente de astucia o maña. En cierto sentido, consideran que esas cualidades están por debajo de su categoría, y, a causa de su orgullo y reserva, pueden pasar por alto las actitudes subversivas o mentirosas de aquellos que los rodean. Funcionan basándose sólo en la fuerza y la verdad, y no consiguen entender que los demás no hagan lo mismo y no se porten con ellos de forma honrada y franca. Con frecuencia, esto ocurre porque intimidan a los demás aunque no tengan la intención de hacerlo, ya que en un enfrentamiento directo el dragón es incontestable, es el campeón indómito de la justa, un oponente caballeroso pero imbatible.
Con un temperamento fuerte y, con frecuencia, con las emociones hechas un mar encrespado (el mar es el hogar ancestral del Dragón), cuando se les lleva la contraria, los dragones perdonan y olvidan con la misma facilidad, una vez que han expulsado el vapor o el humo. Pueden echarte llamaradas de fuego en determinado momento y, al minuto siguiente, curarte las heridas con ternura, al suponer que has aprendido la lección o, como mínimo, que se han hecho oír. Pese a que son dogmáticos y autoritarios, en el fondo creen de verdad en la dignidad personal, la libertad individual y los derechos humanos (como reyes que saben que gobernar es servir), aunque a veces parece que piensan estar por encima de la ley. Filiales y generosos por temperamento, dejan inmediatamente de lado todos los conflictos y las diferencias que puedan tener con sus familiares o amigos en cuanto éstos les pidan ayuda. Los dragones raramente flaquean o mienten, por lo que te resultará difícil no confiar en ellos. Son personas transparentes. Se muestran como un libro abierto. Les resulta difícil esconder lo que sienten, y es raro que lo intenten. ¿Para qué se darían el trabajo de hacerlo? Sus emociones son genuinas y surgen directamente del corazón, y cuando dicen que te aman, puedes estar seguro de que es verdaderamente cierto.
Para un Dragón, es posible que resulte difícil ser diplomático o hablar con dulzura. En el caso de que pertenezcan al tipo menos refinado, la manera directa con que los dragones abordan las cosas puede parecer brusca e incluso abrasiva, y, en consecuencia ofender y crear antagonismos, pues la gente los ve como arrogantes y egocéntricos. A pesar de esos defectos, motivan a los que tienen alrededor con su presencia y magnetismo, y tienen gran número de admiradores que les brindan su apoyo y creen en ellos. Sus mayores defectos son el exceso de confianza en las propias habilidades y la dificultad en aceptar la derrota. Emplearán todos los recursos antes de admitir el fracaso. Necesitan aprender cuándo batirse en retirada y cuándo protegerse los flancos.
La mujer nativa del Dragón es la propia Emperatriz Viuda, la matriarca arquetípica al tiempo que la mujer guerrera, que tanto levanta como incendia ciudades (Juana de Arco era del signo del Dragón). Se encuentra totalmente emancipada, tiene una mentalidad independiente y se valora en igualdad con los varones, cuando no superior. Es una persona regia, sincera y práctica, que va directamente al asunto. Ese aspecto de su personalidad se expresa en el modo de vestir, que será elegante en su simplicidad. Es raro que se moleste en ponerse adornos innecesarios, pues su brillantez es más que suficiente para demostrar quién es.
Los niños del signo del Dragón son animosos, enérgicos, audaces, vigorosos y apasionados. Es probable que se adentren sin miedo por bosques infestados de serpientes o se lancen a atravesar un río a nado, sin lograr comprender el pánico que pueden ocasionar en los adultos que los cuidan. Establecen a muy temprana edad sus principios e ideales y actúan en consecuencia para probar su valor tanto a sí mismos como a sus padres y profesores. A medida que crezcan, tendrán numerosos ídolos y modelos. Para ellos, sus sueños de grandeza son reales y tangibles, y sus esfuerzos para llevarlos a cabo y perfeccionarse son sinceros, por lo que se los debería alentar y apreciar. Su propia estima es muy importante para ellos. Tienen emociones intensas, y el ridículo puede herirlos mucho. Esos niños son, después de todo, sus propios críticos. Se juzgan con severidad y, si cometen un error, serán los primeros en verlo. Los niños del signo del Dragón han nacido para mandar y sobresalir en todo lo que emprendan, y son orgullosos, tienen confianza en sí mismos y se mantienen absolutamente fieles a sus ideales.
El nacido en el año del Dragón se sentirá atraído en primer lugar por el nativo del encantador e irresistible signo del Mono, cuyos ingenio y astucia son un complemento perfecto para la honradez valerosa y el poderío del nativo del Dragón. Es probable que el nacido bajo el signo del Mono se sienta atraído por la majestuosidad, la fuerza y el dinamismo del perteneciente al Dragón. El Mono es el bufón sabio y el consejero de la corte del rey Dragón (o de la reina). Encontrarán una recíproca afinidad profunda y el amor y comprensión mutuos, y formarán un equipo feliz y venturoso. La unión entre un nativo del Dragón y uno de la Rata será igualmente bien avenida, y de la misma forma el Dragón hará una buena pareja con el nacido bajo el signo de la sabia y atractiva Serpiente, de elegancia serena pero práctica, que podrá atemperar de un modo discreto los excesos del perteneciente al Dragón.
Con los nacidos bajo los signos del Buey, el Tigre, el Gato, la Cabra, el Caballo, el Jabalí y del mismo Dragón también son factibles buenos emparejamientos secundarios. Solamente el nativo del Perro formará una triste pareja con el Dragón. El nativo del Perro sería muy crítico con el Dragón y confiaría poco en él, por lo que cubriría de cinismo los grandiosos designios de aquél.

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