Neptuno en tránsito por tu Primera Casa

Cuando Neptuno cruza el Ascendente y entra en la Primera Casa es casi como si volvieras a nacer. Como tu antiguo yo se está muriendo, puede que te sientas perdido y confundido, pero no queda otra opción que aceptar esta nueva situación y convivir con ella. La mejor actitud para enfrentarte a ese cambio es tener fe en la vida y confiar en que en última instancia todo terminará por ocupar el lugar que le corresponde. Esencialmente, esto significa darte permiso para no hacer otra cosa que mantenerte a flote hasta que llegue el momento en que puedas pisar de nuevo terreno firme.
El tránsito de Neptuno por el Ascendente estimula también el deseo de trascender la condición de ser una entidad aparte y de fundirse con algo mayor, de tal manera que pueden darse anhelos y vivencias de carácter místico o religioso. Así pues, dada la naturaleza nebulosa de Neptuno, es aconsejable que ejerces mucha discriminación en cuanto a aquello que decidas adorar o a lo que elijas entregarte. La credulidad de Neptuno es legendaria y puede llevarte a querer «perderte» a ti mismo y dejarte fascinado por personajes carismáticos, cuyos planes utópicos o propuestas descabelladas te llevarán a la decepción y el desengaño.
En el ámbito de las relaciones personales, Neptuno tiende a actuar como unas gafas de color rosa. Si te enamoras durante este periodo, no es simplemente de cualquiera, sino de la mujer de tus sueños. El problema es que tarde o temprano te despertarás y descubrirás que el ser amado no es lo que te imaginabas que era. De este modo, te sentirás un día en la cumbre del éxtasis, para precipitarte al siguiente en un abismo de desilusión. No obstante, si has llevado siempre una vida rígida y cautelosa, pero algo aburrida, puede que el efecto disolvente de Neptuno sea precisamente lo que necesitas para tu próxima etapa de crecimiento.

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