Otoño

23 de Septiembre al 21 de Diciembre

En el hemisferio norte, el equinoccio de otoño suele producirse alrededor del 23 de septiembre (el 21 de marzo en el hemisferio sur). En esta época de cosecha, los días y las noches vuelven a tener la misma duración. No obstante, a medida que avanza el otoño los días se acortan y las noches se alargan. El otoño es el tercer cuadrante, o segmento de 90 grados, del ciclo anual, y se extiende desde el equinoccio de otoño hasta el solsticio de invierno.
Es tradicionalmente en otoño cuando se hace la última recolección de los frutos del verano; después, gran parte de la tierra se cubre de hojas y pajote hasta finales del invierno. Comienza entonces la descomposición de las plantas, que enriquece el suelo. Sin embargo, a pesar de que la mayoría de las tierras de cultivo están en barbecho, pueden hacerse en invierno ciertas siembras. A medida que hay menos horas de sol, las temperaturas comienzan a bajar y la escarcha de las mañanas es indicio del frío de las noches. Algunos animales inician su hibernación, mientras que otros emigran hacia climas cálidos. Los árboles de hojas perecederas cambian de color en una fulgurante gama de tonos, y el frío del aire se torna cortante. En este cuadrante, el ritmo de vida es más rápido y está más marcado por el sentido de la superviviencia; tanto animales como humanos prefieren entonces las dietas suculentas o de alto contenido energético. Los alimentos ya no abundan tanto y la vida se hace más difícil otra vez.

LOS SIGNOS Y LOS PERÍODOS DE LA VIDA

El otoño abarca tres signos astrológicos: Libra, el signo cardinal de aire; Escorpio, el signo fijo de agua; y Sagitario, el signo mutable de fuego. En términos humanos, estos tres signos pueden equipararse con el período comprendido entre los 42 y los 63 años de un individuo. En esta etapa de gran desarrollo humano, que se extiende desde el comienzo hasta finales de la edad madura, se manifiestan algunos de los efectos del otoño en la naturaleza: maduración, disminución de movimientos, conservación de energías y una mayor preocupación por la supervivencia.
El tercer cuadrante del Gran Ciclo de la Vida está regido por la percepción, y puede verse como un período decadente que se manifiesta subjetivamente y tiene una orientación consciente, es decir, que la actividad subjetiva, soterrada e interior ha sustituido al crecimiento exterior tanto en la naturaleza como en el ser humano. Sin embargo, en el plano psicológico hay una mayor percepción, consciente y objetiva, del proceso de envejecimiento. También se manifiesta una dificultad para aceptar el cambio y una frecuente necesidad de controlarlo.
Astrológicamente, esto guarda relación con el hecho de que los signos Libra, Escorpio y Sagitario están regidos por Venus, Plutón y Júpiter, y que los dos últimos son planetas lejanos, «universales». Estos planetas están lejos de la tierra y tardan aproximadamente 12 años (Júpiter) y 248 días (Plutón) en recorrer todo el zodíaco. Por otra parte, Venus es un planeta «personal» que tiene fuertes influencias en la sociedad y en la sensualidad.
A diferencia de lo que ocurre en el período comprendido entre el nacimiento y la madurez, en esta fase el adulto se concentra más en lo social que en lo personal. La objetividad, la crítica, el pensamiento y la conciencia caracterizan a este período realista. Aparecen entonces una nueva seriedad y una actitud filosófica. Si bien se ejercitan la intuición, el sentimiento y el pensamiento, la percepción se convierte en el elemento de cohesión; por ejemplo, se produce una evaluación objetiva de los fenómenos a la vez que un goce más consciente de los placeres sensuales.

LA PERSONALIDAD OTOÑAL

En general, los nacidos en otoño dan muestras de habilidad para controlar su entorno y manifiestan mayor necesidad de hacerlo que los nacidos en otras épocas. Rara vez muestran tanto entusiasmo como los nacidos en primavera y verano, y son además más selectivos y críticos que éstos. Más que emprender o impulsar proyectos nuevos, su principal objetivo es llevar a buen término los que ya han iniciado. En algunos sentidos, los nacidos en otoño son más introvertidos y reflexivos que los nacidos en primavera y verano. A pesar de que controlan muy bien sus sentimientos, deben expresar con mayor madurez y plenitud sus necesidades sociales. En este período cobran vital importancia las amistades, las actividades de grupo o comunales y los trabajos que contribuyen al desarrollo de la sociedad, así como la necesidad de tener relaciones serias y gratificantes.
Los nacidos en otoño tienen gran conciencia de lo que sucede en su entorno, acaso más que los de cualquier otro período. Sus impulsos y emociones son más moderados, pero a menudo también más sutiles y de mayor complejidad. El conocimiento y el autocontrol tienen una importancia capital para los nacidos en este período.