Como reconocer a Escorpio 1

Es importante recordar que hay un tipo particular de Escorpio que se mueven y hablan con bastante rapidez, y demuestran tener una modalidad amistosa y abierta. Mírale profundamente a los ojos y piensa realmente en algunas de sus acciones pasadas, en su verdadero comportamiento. Toda esta grata charla no es más que un juego; por dentro, son tan duros y determinados como los exponentes más típicos del signo. Hasta es posible que sean un poco más peligrosos, porque su disfraz es mejor y te engañarán con más facilidad. Si empiezas a tratar a uno de ellos como a un tipo cordial y bonachón, puedes estar buscándote problemas. Hay que estar en guardia con todos los Escorpiones, y no quiero decir que sean malos; simplemente, no son blandos ni ingenuos. Hay algunos que se dan cuenta de que la intensidad de sus ojos les traiciona y usan frecuentemente gafas de sol, de noche incluso.
Si le dices a Escorpio que tiene un gran talento y que algún día se hará famoso, te contestará tranquilamente y sin darle importancia: “Si, ya lo se”. Si le pides que te haga un favor, la respuesta será igualmente simple: “Si, claro que si”, o: “No, no puedo”.
Si eres sensible, no le pidas su opinión o su consejo porque te dirá la verdad, brutal y desnuda. Tú le preguntaste y él te responde. Escorpio no halagará con falsedad a nadie para conseguir una ventaja o hacerse un aliado; la adulación está por debajo de él. Cuando te diga algo agradable, atesóralo: puedes estar seguro de que es sincero y sin adornos. Si te dice que tienes buena voz, deja de cantar en la ducha y busca un micrófono. Si te dice que tu voz es estupenda, preséntate tranquilo al Metropolitan Opera House. Hasta es posible que, sin esfuerzo alguno, aparte de tu camino algunas montañas en su afán de ayudarte. No creas todo lo que se dice del egoísmo de Escorpión. Escucha en cambio a algunos de los afortunados que han recibido de él prudentes consejos y conocen su generosidad. Por naturaleza, Escorpio atrae fervorosos y leales admiradores, o enemigos rencorosos y que le envidian. Pero incluso estos últimos, a regañadientes, le respetan, y ya verás como se guardan de desafiarle abiertamente. El ejemplo de los pocos que lo hicieron es un vivido y doloroso recordatorio de que hay que andar con pies de plomo para atacar a Escorpión y a su planeta, Plutón. Recuerda que Plutón rige la potencia nuclear.
Sin embargo, hay en estas gentes una obsesiva dulzura, y también, con frecuencia, una tierna simpatía hacia los enfermos y los sufrientes. El toque de Escorpión puede ser tierno y fresco, también ardiente. Su posición solar le da la posibilidad de seguir varios caminos. Puede imitar al Escorpión nocturno, que no solo pica a los demás sino que puede matarse con su propia picadura, por el solo placer de picar, o puede imitar la senda ascendente y gloriosa del Águila que es su símbolo, elevándose por encima de las limitaciones terrestres y usando su fuerza con prudencia y justicia. Grandes generales como McArthur, presidentes como Theodore Roosevelt y científicos como madame Curie y Jonas Salk son águilas. Los presidentes de los Estados Unidos nacidos bajo este signo superan en número a los de cualquier otro.
En cuanto a los Escorpiones nocturnos, es posible que ya alguno de ellos te haya picado. La antigua astrología se refiere a ellos como serpientes. No es difícil adivinar a que categoría pertenecen los que conozcas. También hay algunos plutonianos que se quedan a mitad de camino entre el Águila y el Escorpión, victimas de su propia magia negra: son las Lagartijas Grises. En ellas, el supremo sacrificio de si se convierte en preocupación neurótica por si mismas, y las dotes psíquicas se vuelven temerosa aprensión de males que acechan, dispuestos a golpear en cualquier momento. El orgulloso valor se retuerce sobre si mismo y, en vez de buscar la venganza implacable del Escorpión que pica o de elevarse por encima de tales amarguras, como las Águilas, se retraen amargamente en una maraña de odio ante cualquier minucia, esperando que el destino castigue a sus enemigos, en un deseo casi inconsciente de destrucción sin acción directa.
Las Lagartijas Grises no saben aprovechar el poder plutoniano que hay en su naturaleza, ese poder que podría elevarlas por encima de las desgraciadas circunstancias que las rodean. A despecho de la tragedia, esa tremenda fuerza interior podría darles una vida nueva, a la luz del sol, pero ellas buscan las oscuras sombras y allí se adormecen, dilapidando patéticamente el brillante potencial que les corresponde por herencia. Así y todo, Escorpio jamás se hundirá tan profundamente en el fango de la depresión como para perder completamente el poder de Plutón. Nunca es demasiado tarde para que la Lagartija Gris se transforme en Águila. Ese tipo de magia profunda es exclusivo de todos los que han nacido bajo el signo solar de Escorpio. Lo único que tienen que hacer es utilizarla.
Las Águilas típicas no conocen el miedo. En la batalla, conducen a sus hombres al borde mismo de la muerte, sin un estremecimiento. Incluso el plutoniano típico, hombre o mujer, enfrenta con valentía cualquier cosa, desde el dolor físico y la pobreza hasta el fracaso y el ridículo, con orgulloso desdén y absoluta confianza en su capacidad interior para superar todos los golpes.

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