La mujer Escorpio 2

Quédate por ahí un rato. Es posible que termines por encontrar que es eso de la vida; ella lo sabe. Y te lo enseñará. En todo caso, deberías sentirte halagado de que te considere digno de su extraña mirada. Una mujer Escorpio no puede disculpar la debilidad en un hombre; lo que ella busca es ambición y valor. Quiere un varón capaz de dominarla y de hacerla sentir orgullosa, sin que, por eso, perturbe su individualidad secreta. Espera que él sea fuerte, masculino y más apuesto que el común de los hombres. Y para estar a la altura de la mentalidad de ella se necesita, desde luego, un alto grado de inteligencia, amén de una familiaridad algo más que superficial con la sabiduría abstracta y filosófica. De manera que olvídate del susto y empieza a practicar una sonrisa de superioridad. Todos tus conocidos se impresionarán al ver que ella se te queda mirando; los hombres y las mujeres. Si lo piensas, verás que te abre nuevas perspectivas. Tus acciones personales pueden llegar a estar varios puntos más arriba que antes de que ella se fijara en ti.
Una vez que hayas conseguido la intimidad de una mujer Escorpio, puedes estar seguro de que eres un hombre único y excepcional. Y también de que el amor que ella siente por ti no tendrá parangón en ninguno que jamás te toque vivir… y puedes creerlo esto en mas de un sentido. Tú constituirás el interés fundamental de su vida y, si es una Plutoniana típica, te apoyará con lealtad y procurará agradarte con intensidad apasionada. Y si eres demasiado difícil de complacer, expresará su frustración con apasionados intentos de ganarse tu atención.
Es probable que la palabra “apasionado” te haya llamado la atención. A los oídos de la mayoría de los hombres han llegado inquietantes rumores sobre la pasión de la mujer Escorpio. Pues son verdad. En esta mujer, la pasión bulle hasta derramarse, por mas que ella la mantenga bajo el control rígido de una actitud distante y fría hacia los extraños, y que su suavidad superficial haga pensar en un terciopelo negro. Pero el sexo masculino se inclina demasiado a considerar la pasión estrictamente como una acción romántica, y en el caso de ella eso es subestimarla, porque la definición Plutoniana de la palabra es muchísimo más amplio: se refiere a sus sentimientos hacia todo cuanto toca. Escorpio jamás se interesa a medias; el desapego y la indiferencia no se han hecho para ella. Es raro que le guste –o le disguste– un libro, una obra de teatro, una religión, un mueble o una persona. O los rechaza ásperamente o los adora. Si el objeto no llega a excitar ninguna de las dos pasiones, entonces Escorpio lo ignora totalmente, con una frialdad de hielo. Sin embargo, en medio de todo eso se mantendrá esencialmente ajena a las tormentas emocionales… al menos a juzgar por su placidez exterior, en la que se envuelve después de cada explosión nuclear, importante o no. Tal vez te resulte difícil convencer a tu suegra de que fue realmente su hija la que rompió todos esos platos e hizo pedazos aquellas cortinas, una vez que la furia se ha disipado y ha vuelto la serenidad de terciopelo negro. Es posible que la gente te mire como si fueras un regicida. ¿Qué es lo que dices? ¡A quién se le ocurre acusar de mal genio a esa mujer encantadora, tan serena y dueña de sí! Si de algo te sirve, cuenta con mi simpatía.
Sus virtudes son tan fabulosas, que podías esperar que sus vicios tampoco fueran de poca monta, de modo que piensa en sus puntos buenos. De acuerdo, entonces, piensa en sus puntos buenos cuando te haya desaparecido el chichón que tienes en la cabeza.
Debido a su atracción por la investigación de las sombras, Escorpio puede parecerte al principio un tentador fruto prohibido, impresión que se intensifica por efecto de la expresión extraña y profunda de sus ojos. Es verdad que estas muchachas se meten a veces en aguas peligrosas, llevadas por su afán de penetrar la vida, y como en ellas no hay el más leve rastro de miedo (a no ser que alguna tenga una influencia lunar desfavorable, en cuyo caso estará acosada por innombrables terrores), su búsqueda puede llevarlas por algunas sendas escalofriantes. Pero una Escorpio típica renacerá de todos sus descubrimientos sin perder fuerza ni pureza. Si se dejara ensuciar espiritualmente por sus andanzas, Plutón la castigaría con remordimiento, angustia y culpa, pero aun así ella podría echar mano de su fuerza de carácter para volver a levantarse, como el Fénix, de las cenizas de sus experimentos. En El Profeta, de Kahlil Gibran, en respuesta a una pregunta sobre el Mal, el Profeta replica: “Del bien que hay en vosotros, podré hablar, mas no del mal. Pues, ¿qué es el mal sino el propio bien torturado por su hambre y por su sed? En verdad, cuando el bien siente hambre, procura alimentarse hasta en nuestros oscuros antros, y cuando siente sed, se sacia hasta en las aguas estancadas”. Una perfecta descripción de Escorpio.
Es posible que haya sido fascinado testigo de un millón de flaquezas humanas, y que haya probado múltiples experiencias por ver a que sabe el conocimiento, pero, misteriosamente, es capaz de salir de todas sus investigaciones limpia de sospecha y seguir siendo superior a casi todas las demás mujeres que conozcas. Podría ser la guardiana de unos cuantos secretos; es sorprendente cuantas confesiones recibe Escorpio, aunque su propia vida lleve el cartel de: “Privado Prohibida la entrada”.

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