Las enormes emociones de Piscis, con frecuencia astutamente ocultas bajo una carcasa de acero, dejan perplejo el abierto corazón de Leo.
Y el impulso de fuego de Leo debe trabajar duro para no apagarse inundado por las oscuras aguas en las que se mueve Piscis.
Sin embargo, el directo Leo encuentra algo irresistible en la misteriosa mirada de Piscis, que promete esos ocultos deleites eróticos que tanto desea, y que hace de Piscis el signo de la atracción fatal para Leo.
Y emana de Piscis una suave ternura y una capacidad de adoración natural que muy pronto consiguen que Leo emita sus ronroneos protectores.
Si Leo aplica algo más que su tacto natural, aprende a no esperar decisiones rápidas, y puede soportar esos estados de ánimo piscianos y todas esas ocasiones en que Piscis se muestra tan desesperadamente necesitado; la pareja puede encarar el compromiso amoroso: Piscis mimando a su gran Leo y Leo ofreciendo una devota protección a cambio.
No espere que sea una opción fácil, pero es posible que lo recompense.