La adolescencia de Leo

Probar, probar, probar: así será Leo al llegar a la adolescencia, todavía víctima de una tensión interior entre su necesidad de ser amado y su igualmente poderosa exigencia de estar a cargo de su propia vida. ¡Y menuda vida! Centro de atención en todas las fiestas y primero en abalanzarse sobre toda clase de aventuras amorosas inadecuadas, cálido y de fácil encanto, Leo estará siempre muy solicitado, y morderá el anzuelo, sedal y plomada incluidos, por los atractivos del sexo opuesto.

¡No es necesario decir que su rendimiento escolar se verá afectado! Eso se debe a que él dedica todo su ser a un proyecto mayor cada vez, y abandona a medio terminar las tareas escolares si algo -¡o alguien!- más interesante se cruza en su camino. Puede ser eficaz apelar a su deseo natural de ser el mejor, pero también necesita orientación constante, aunque bien disimulada, por supuesto, para no resolver sus tareas de forma precipitada y convertirse en un chapucero.

A los padres de Leo les conviene no dejarlo levantar demasiado la nariz de los libros de texto. Ellos son los que sufrirán si los resultados de los exámenes de su hijo no igualan lo que él mismo esperaba, pues se sentirá superado por la vergüenza y pasará meses rugiendo y aullando por la casa.

Como en todo lo demás, es mejor conseguir la cooperación de Leo que tratar de ir en su contra. Imponer el toque de queda y restringir su tiempo libre son actitudes que sólo conseguirán que Leo se decida a escapar. Así que busque un equilibrio entre el trabajo y la diversión, pero sin permitir que su hijo sienta que lleva la delantera en casa. ¡De otro modo le tratará como a su esclavo personal, y chasqueará los dedos para que lo vaya a recoger al gimnasio o se repantingará frente al televisor mientras espera la merienda en bandeja de plata!

Es posible que el adolescente Leo forme parte de un grupo aficionado de arte dramático, e incluso fuera de escena estará rodeado de una embelesada multitud de admiradores que venerarán sus sabias palabras y se reirán inevitablemente con sus bromas.

Estará muy preocupado por su aspecto, y constantemente se examinará en espejos y vidrieras. A menudo exigente, a veces absolutamente exasperante, pero nunca insípido, a los dieciséis años tendrá opiniones definidas acerca del mundo. ¡Y no tendrá reparos en manifestarlas a voz en cuello! Si se rebela pondrá toda la carne en el asador, aunque su audacia básica e insolente y su personalidad magnética harán que jamás pierda su lugar especial en el corazón de sus padres. ¿Quién más podría hacerlo sentir tan afortunado por ser padre o madre?

Signo Leo