Como reconocer a Libra

Libra no tiene intención de ser grosero, pero te enderezará el cuadro que está torcido en la pared y te apagará el televisor demasiado estridente. Le encanta la gente, pero no soporta las aglomeraciones. Como diligente paloma de la paz, anda por ahí mediando en las rencillas ajenas y remendando situaciones, pero también a él le gusta discutir. Es afable y cordial, pero también puede ponerse hosco, y se resiste a recibir órdenes. Son nativos sumamente inteligentes, y al mismo tiempo increíblemente ingenuos y crédulos. Capaces de hablar hasta dejarte sordo, cuando se trata de escuchar son una maravilla. Son inquietos pero rara vez se dan prisa o se precipitan. ¿Estás completamente confundido? Pues no eres el único. En este signo solar hay una incongruencia frustrante, que tiene a los propios nativos de Libra tan intrigados como a los demás. Mucha gente te dirá que Libra es puro amor y belleza, luz y dulzura. Es verdad, en cierto modo, pero no llega a ser del todo exacto. Tampoco llega a ser Eugene O’Neill. No pienses que porque su símbolo sea la áurea balanza de la justicia, todos los Libra han de ser siempre perfectamente equilibrados, aunque la deducción parezca lógica. Después de todo, el propósito de la balanza es el equilibrio. Sin embargo, ¿has presenciado alguna vez el proceso de equilibrar una de esas antiguas balanzas de farmacéutico? La meta definitiva es emparejar los dos platillos, pero ¿qué sucede? Primero baja un lado, después el otro. Suben y bajan, y se va agregando hasta que el equilibrio es perfecto. Date una vueltecita por una amistosa farmacia de barrio y mira cómo lo hacen.
Y nunca mas vuelvas a hacerte la imagen mental de Libra como un individuo tranquilo, perfectamente equilibrado, dulce, gracioso y encantador. Esa es la imagen mental de una persona que tiene esa disposición la mitad del tiempo. En la otra mitad puede ser fastidiosa, pendenciera, terca, inquieta, deprimida y confusa. Primero arriba, después abajo: así es Libra. El péndulo se va para un lado y después para el otro. De pronto, como la balanza, ¡el equilibrio perfecto! Maravilloso. Pero siempre hay que pasar por la etapa de ir quitando y agregando, antes de llegar al momento de equilibrio celestial.
Precisar el aspecto físico de estas personas es cosa que puede exigir casi tanta concentración como describir su personalidad. No hay nada a lo que se pueda considerar como un rasgo típico de Libra, a no ser el hoyuelo de Venus. Los rasgos de Libra son siempre regulares y equilibrados; gratos, pero no muy llamativos, de modo que es más fácil empezar por los hoyuelos. Tendrán, por lo general, un par de ellos en cada mejilla, o uno en el mentón. Si no aparecen en la cara, fíjate a ver si no tendrá las rodillas con hoyuelos, como muchos Libra. Pero ve con cuidado, que no serán muchas las chicas que te crean cuando les digas que estabas mirándoles las rodillas “para ver si habían nacido en octubre”. Sé discreto, pero fíjate. Claro que con los hombres no hay forma de comprobar este indicio, debido a que llevan pantalones, salvo que estéis en la playa o jugando al tenis. No te desanimes si, después de encontrar los hoyuelos, descubres que la persona no nació en octubre. Esos fascinantes hoyuelos tienen derecho a estar allí: será un nativo con ascendente Libra, de modo que tu conjetura sigue siendo correcta.
Una vez que hayas tenido en cuenta los hoyuelos de Venus, observa el efecto total del rostro, que tendrá siempre una expresión notablemente placentera. Incluso cuando alguien de Libra está enojado, se las arregla para tener aspecto tranquilo, o neutral por lo menos. Las voces de Venus son por naturaleza dulces y claras como campañas, y es raro que su dueño la fuerce hasta convertirla en un ruido chillón o desagradable. Un nativo de Libra es la única persona en el mundo capaz de decirle a uno “Me tienes harto y te voy a romper las narices” con tanta dulzura como si entonara un villancico. La boca tiene generalmente el arco bien dibujado, con labios que en los años locos habrían sido admirados por su color de vino de cerezas. En realidad, el rostro típico de Libra hace pensar, más que nada, en una caja de bombones o en un bizcochito azucarado. Hay algunos que parecen caramelos humanos, o un sorbete de chocolate con un copete de crema batida. Además, esas son las cosas que les gusta comer, y si por casualidad algún Libra es quien está leyendo estas líneas es probable que ya esté desfalleciendo de hambre.
Las mujeres son casi invariablemente bonitas, y los hombres generalmente buenos mozos, lo que no quiere decir que toda la gente hermosa que hay en el mundo sea Libra; la belleza de Venus constituye una clase por sí sola, y no siempre es fácil separarla del buen porte de otros signos solares. Mi propia manera secreta de reconocerlos es empezar por evocar la expresión dulce de Dwight Eisenhower y la de Brigitte Bardot, y seguir a partir de allí. El problema es que a veces las mujeres se parecen a Ike, y los hombres a la Bardot, pero hay que ser un poco amplio, vamos.
No quiero dar a entender que la mujer Libra sea masculina. La mayoría de ellas son todo lo femeninas que puede aguantar un hombre normal (a menos que tengan un ascendente agresivo. Y tampoco quiero decir que los hombres de este signo sean afeminados; por lo general son muy viriles. Pero tampoco puede negarse que tienen una pureza de rasgos en virtud de la cual es imposible confundirlos con boxeadores o luchadores. Hasta los raros nativos de este signo a quienes se puede llamar feos –y será excepcional encontrar alguno– tienen una expresión tan encantadora que uno no puede menos que señalar la auténtica belleza de carácter que se trasluce en ese rostro.

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