Como reconocer a Sagitario 4

Entre los rasgos mas desagradables de Sagitario se cuentan la tendencia al mal genio, el excesivo amor a la comida y a la bebida –que puede llevarles a la obesidad y al alcoholismo–, el hiriente sarcasmo que puede empañar su brillantez mental, o la excentricidad extrema, y la incapacidad para guardar secretos. Sin embargo, ninguno de esos fallos es necesariamente permanente; resultan fáciles de desarraigar para la determinación de Sagitario. El Sagitario medio te hará un préstamo de dinero sin hacerte pasar jamás por la vergüenza de pedirlo, ni siquiera obligar a devolverlo (si no media un signo lunar cicatero). El ama de casa de este signo adoptará al huérfano sin hogar o al animal perdido, y en su mesa siempre habrá lugar para uno más.
Sagitario tiene tendencia a salirse por la tangente. El Arquero abrazara con devoción ciega una gran causa, y creerá que las posibilidades superan a las desventajas: una actitud que resulta de su imaginación brillante y su pensamiento progresista. Jamás deja de defender su posición con argumentos fríos y razonables, a veces reduciendo a tiras al adversario con su sátira cortante, y sin embargo, de alguna manera se mantiene por encima de la refriega. Esto no es óbice para que su fuego esté siempre listo para el ataque cuando alguien agrede injustamente a su pupilo o su causa del momento. Como enemigo es formidable, porque se toma el tiempo de poner la mira en su víctima, le apunta directamente. Es raro que sus flechas fallen el blanco; están impregnadas de humor satírico y son lo bastante agudas como para atravesar la más sólida de las armaduras.
Aunque hay algunos decembrinos que son auténticamente divertidos, una curiosa característica de la mayoría de ellos es que, cuando hacen un chiste, no aciertan del todo con el momento y se las arreglan para sacarle toda la gracia. El público, ya sea en casa o en el teatro, se retuerce de risa ante su torpeza, mientras el Arquero piensa, contentísimo, que festejan sus grandes dotes de comediante. De todas maneras, puede resultar muy jocoso.
Hombres y mujeres, los Sagitario pueden conducirse en la forma mas chapucera, como ya hemos visto, o bien fingir una actitud tan modesta, que le darán a uno la impresión de no ser demasiado inteligentes, o tal vez tímidos. Es verdad que algunos Sagitarios suelen mostrar excéntricos hábitos de reclusión, pero eso les ofrece más oportunidades para aguzar su inteligencia hasta la genialidad.
Aunque tienen una memoria fantástica, que les permite saber exactamente lo que dijeron y donde estaban el 14 de abril de 1959, y recordar libros y películas con toda minuciosidad, los de este signo pueden olvidar donde dejaron la americana. La mayoría de ellos constantemente pierden guantes, llaveros, billeteras… y hasta hay quien tiene la maldad de decir que perderían la cabeza si no la tuvieran bien amarrada al cuello.
Sagitario jamás puede tener éxito como mentiroso; nadie le cree ni media palabra. El engaño no es parte de su naturaleza y, si intenta explotar esta veta, lo más fácil es que sea desenmascarado rápidamente y sin esfuerzo. Para el es siempre mejor decir la verdad y dejar que las cosas salgan como salgan. Ni siquiera su mentalidad observadora y alerta puede rescatarle de los resultados de una excursión por el territorio del engaño, a menos que tenga ascendente Escorpio. Conozco un Arquero reservado y silencioso que tiene un ascendente Plutoniano, lo cual le convierte en un gran jugador de ajedrez. Este tipo de jupiterianos son excepcionales, pero algunos hay, y prepárate para encontrarlos.
Para Sagitario, la vida es secretamente un circo, en el que él es el payaso que rueda y da tumbos, atravesando aros de color púrpura, ataviado con un traje azul cielo. Tiene la cara embadurnada con los brillantes y alegres colores del maquillaje.
A medida que la música del organillo va subiendo de tono, él tambalea y se cae; después, con un perfecto salto mortal, se instala sobre el lomo de un airoso caballito. En los dedos de las manos luce tres anillos de turquesas; en los de los pies tintinean cascabeles que suenan como el lejano carillón de un campanario que se pierde entre las nubes. El Arquero hace sonar alegremente un lustroso cuerno de estaño, ese metal blando y maleable al que apenas si afecta la humedad. No importa que sea osado o tímido; la autentica naturaleza de este idealista generoso es tan alegre como el acebo navideño. Gallardamente se prende un clavel sobre el enorme corazón y curva su arco en dirección al cielo. Cuando apunta bien, sus tiros llegan a mayor altura de lo que puede ver el hombre, más allá de las estrellas, al lugar donde nacen realmente todos los sueños.

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