El jefe Aries

El jefe Aries no será popular entre los empleados holgazanes.
Si lo que quieres es un lugar cómodo para pasar el tiempo mientras encuentras una profesión definitiva, o un sitio donde ganar un poco de dinero para gastarlo durante las vacaciones, lo más prudente será que no trabajes para Aries. Es un hombre que no puede tolerar el trabajo hecho de mala gana o la falta de entusiasmo en quienes le rodean. Esperará de ti la misma dedicación a la empresa que él tiene, e igual preocupación por su futuro. Es probable que sea rápido en contratarte, rápido en ascenderte… e igualmente rápido en señalarte tus errores.
Si sospecha que estás aprovechándote, lo mas probable es que recibas una reprimenda áspera y directa, y bien sentida, pero tendrás también una segunda oportunidad –e incluso una tercera y una cuarta– si reconoces tu error y prometes enmendar tu comportamiento. También te convendría estar preparado para trabajar horas extras, con un jefe Aries; es lo que él espera. Pero, por otra parte, si es un Aries típico, tampoco fruncirá el ceño mirando el reloj ni echará miradas significativas a su reloj de pulsera cuando llegues tarde por la mañana o te tomes una media hora o una hora de más para el almuerzo.
Tampoco él vive pendiente del reloj. Con su personalidad tan individual, tu jefe Aries comprenderá que nadie puede ponerse creativo apretando un botón a las nueve de la mañana y desconectar de nuevo a las cinco de la tarde. Es un jefe que más de una vez te pedirá que te quedes a trabajar en sábado, pero que aceptará también la excusa del funeral de tu abuela cuando se te ocurra ir a un partido de fútbol, por más que te daría igualmente el permiso si le dijeras la verdad. El comprende que súbitamente, en un día de primavera, tengas ganas de gritar animando a tu equipo.
Aunque por lo general será generoso con vacaciones, salarios, ascensos y cosas semejantes, tu jefe esperará que lo dejes todo –planes personales, vínculos emocionales, compromisos de viaje o de cualquier índole– si en la oficina sucede algo de mucha importancia. Lamento decirlo, pero yo conozco a un jefe Aries que en un momento crítico requirió que una empleada de su confianza trabajara veinticuatro horas seguidas. El hecho de que la emergencia se produjera el mismo día que su empleada tenía que estrenar el vestido de novia no le preocupó demasiado. ¿Y si ella tenía planeada una boda con seis acompañantes, pajes, músicos y una recepción para trescientos invitados?
El jefe Aries estaba convencido de que todo eso se podía postergar, incluso la luna de miel, por una reunión urgente en la que estaba en juego un negocio por un millón de dó1ares que podía suponer para la empresa el trampolín hacia los lugares más altos. Si en una tal circunstancia él estaría dispuesto a posponer su matrimonio, ¿por qué ella no? (Que es lo que pasa, ¿no sabes lo que es la lealtad? Admito que es un caso extremo, pero que te sirva de advertencia.
Es raro el jefe Aries que hacia la Navidad no se muestre más pródigo que el patrono estándar. Según la fuerza que tenga en él la influencia de Aries, puedes contar con una bonificación mayor que la que obtendrán tus amigos en otras oficinas, e incluso con un presente caro y elegido personalmente, que podría ser algo que deseas desde hace muchísimo tiempo. Un jefe marciano rara vez será mezquino (a no ser que tenga un signo lunar o un ascendente que lo determinen).
No es tan susceptible a la adulación como otros signos astrológicos, pero no se sentirá ofendido si de vez en cuando le haces un cumplido sincero. Si de manera directa le expresas que te gusta él como patrono, que admiras su eficiencia y lo consideras más o menos el jefe más inteligente que has tenido, tienes asegurada la permanencia en el trabajo. Pero dilo únicamente si lo crees de verdad y con convicción, porque él desdeña a los empleados que lo elogian únicamente para ganar puntos, mientras que secretamente dudan de la capacidad del Carnero para dirigir con éxito la empresa. Por lo común, Aries no es buen juez del carácter, pero es tan sensible a las opiniones que otros tienen sobre él que puede muy bien decir si los que le rodean día tras día están a gusto con él. Gustar a la gente es su necesidad secreta. Es posible que no lo adivinéis nunca, si os dejáis deslumbrar por su aire de seguridad en sí mismo y su fachada de valentía, pero mas allá de todo eso, lo cierto es que Aries necesita desesperadamente de la aprobación de su prójimo. Eso te incluye a ti, su empleado, a su mujer y a su perro, e incluso al extraño con quien se encuentra en el ascensor. Pese a su independencia superficial, nada le hace tan feliz como que se reconozca en él a la persona superior que él sabe que es. Por otra parte, nada puede deprimirle tanto y llevarle a un grado tal de inseguridad y hasta de mezquindad como la sospecha de que quienes trabajan para él no aprueban sus métodos o no se dan cuenta de su valor y de su potencial.

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