Las horas de la Rata: 23.00 a 1.00 horas
Un caballo afectuoso y amable, al que la Rata ha infun- dido su sentimentalismo y encanto parlanchín, y que es un experto en ganar dinero y en manejarlo.
Las horas del Buey: 1.00 a 3.00 horas
Un caballo más serio, digno de confianza y coherente, al que le gobiernan menos las emociones y que no se inclina tanto a apasionarse al instante de forma desmedida.
Las horas del Tigre: 3.00 a 5.00 horas
La destreza y la diligencia están muy bien mezcladas con el valor. El Tigre, aunque suspicaz, es menos miedoso que el Caballo, y esas personas confían en su misteriosa intuición y en su capacidad de improvisación.
Las horas del Gato: 5.00 horas a 7.00 horas
Un caballo moderado, amable y campechano.
Las horas del Dragón: 7.00 a 9.00 horas
Un garañón ál galope que no puede dejar de correr. Nacido para vencer, tiene un temperamento voluble y la tendencia a reaccionar demasiado a todo.
Las horas de la Serpiente: 9.00 a 11.00 horas
La Serpiente otorga sabiduría y discernimiento al Caballo, con lo que los nacidos en esas horas se mueven más despacio pero con más confianza en el éxito.
Las horas del Caballo: 11.00 a 13.00 horas
Un animal muy enérgico pero elegante, si bien de natural antojadizo, y posiblemente egocéntrico, engreído y caprichoso.
Las horas de la Cabra: 13.00 a 15.00 horas
La Cabra amansa al Caballo, haciendo que esa persona sea algo más atenta y más armoniosa, sin perder la fogosidad.
Las horas del Mono: 15.00 a 17.00 horas
Una combinación poderosa de agilidad, velocidad y astucia. Esos caballos hablan y se mueven con rapidez, por lo que resultará difícil sujetarlos o pararlos.
Las horas del Gallo: 17.00 a 19.00 horas
Un caballo muy perceptivo y con una disposición radiante, agraciado con la intrépida visión de mundo del Gallo.
Las horas del Perro: 19.00 a 21.00 horas
Un caballo más digno de confianza, fiel y honrado, pero que tiene, al mismo tiempo, tendencia a ser impaciente, crítico y a ponerse nervioso con facilidad.
Las horas del Cerdo: 21.00 a 23.00 horas
El Cerdo hace que ese caballo sea más cooperativo y tenaz, y, a veces, quizá demasiado indolente y satisfecho de sí mismo.
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