Personalidad del Caballo

Los nacidos en el año del Caballo son enérgicos, impredecibles, independientes, atléticos y, además, atrayentes de un modo cálido. Más que ser guapos, rezuman un atractivo sexual animal. Impetuosos y seguros, son por temperamento unos aventureros inquietos, y dan la impresión de estar siempre moviéndose. Flexibles y de mentalidad abierta, pueden sopesar con astucia una situación y son manipuladores expertos, habilidosos tanto en el amor como en los negocios, y les gusta ocuparse del dinero. Son en extremo egocéntricos y pueden tener un genio inconstante; pese a que son capaces de olvidar sus propios arrebatos de cólera, es posible que los demás no logren hacerlo, con lo que los caballos pierden respeto y credibilidad. Pueden ser sumamente mezquinos, irritables y desconsiderados con tal de satisfacer sus caprichos, y también olvidadizos y distraídos.
A los caballos les encanta la acción y la fanfarria. Pese a que carecen tanto de estabilidad como de perseverancia, son rápidos de pensamiento y acción, ágiles de cuerpo y alma, y por lo tanto maestros de la improvisación a los que les resulta posible hacer juegos malabares con varias pelotas a la vez, al tiempo que esconden su juego. Como se resienten de cualquier limitación impuesta a su libertad, y son en el fondo unos inconformistas, los caballos tienen unos horarios raros y variables. Cuando están inspirados, trabajan días seguidos sin dormir. Les resulta difícil tranquilizarse, y los más agitados pueden sufrir períodos de insomnio.
Los caballos no soportan ningún tipo de trabas, lo que también se aplica a sus emociones. Las demuestran y, si se les fuerza u obliga a controlar la expresión de éstas, se rebelan abiertamente.
Los caballos no son conocidos por su constancia y perseverancia. Pueden ser en extremo volubles. Se apasionan y desapasionan con facilidad, y es muy probable que tengan muchas relaciones afectivas antes de asentarse, en el caso de que eso llegue a ocurrir. Ahora bien, el animoso, apasionado e impetuoso caballo tiene fama de ser muy susceptible a los peligros del amor, y una vez que se apasiona locamente puede perderlo todo con facilidad, y es asimismo probable que tenga muchas relaciones o matrimonios que terminen de forma poco afortunada.
La mujer del signo del Caballo se inclina a tomarse a la ligera sus relaciones amorosas. Al igual que su correspondiente del sexo masculino, le gusta pasearse con libertad por los espacios amplios y abiertos. Se portará como una yegua plácida o como una agitadora que echa fuego por la nariz al tiempo que agita las crines, o quizá como una mezcla de las dos, pero en todo caso será vivaracha, picara, a veces frívola y siempre ágil, tanto física como mentalmente. Necesita un trato experto. Su casa no es más que una estación de paso donde reponerse antes de volver a salir. Y cuando se marche al galope, no la persiga: eso sólo haría que se alejara todavía más. Si de veras se trata de su caballo, ella regresará contigo en su momento, con toda probabilidad cuando menos lo espere.
Se cree que un nativo del Caballo que haya nacido en verano tendrá una vida mejor que uno que nazca en invierno. La mejor etapa en la vida de los caballos, y la más fructífera, ocurre cuando llegan a la mediana edad, pues son entonces lo suficientemente maduros y experimentados como para aceptar las trabas de la responsabilidad. Los caballos de ambos sexos tienden a acumular dinero, aunque, a causa de su naturaleza peripatética, no así seguridad, y resulta probable que la prole no se beneficie de forma directa de ninguno de los éxitos que cosechen.
Los chinos piensan que las pasiones desatadas de los caballos se acentúan de forma significativa cuando éstos nacen en el año del Caballo de fuego. (El último año del Caballo de fuego fue 1966, y el próximo será el 2026.) Según la leyenda, el Caballo de fuego hace estragos por donde quiera que vaya, y más de un hombre bueno se ha arruinado a causa de las pasiones insaciables e incontroladas de una mujer que ha nacido en el referido año. Al varón nativo de ese año, sin embargo, se lo considera más afortunado, pues su empuje y energía pueden conseguirle distinciones y aclamaciones.
Los nacidos bajo el signo del Caballo formarán buenas parejas con los del signo del Tigre, el Perro y la Cabra. Los del Dragón, la Serpiente, el Mono, el Conejo, el Jabalí, el Gallo u otro del Caballo constituyen todos buenas parejas en segunda opción.
Los caballos deberían evitar relacionarse con los nativos de la Rata, que serán muy críticos con sus maneras vivas, y asimismo podrían tener enfrentamientos directos con los testarudos y poco flexibles nativos del Buey, los cuales les exigirán una coherencia que los caballos son incapaces de proporcionar.
Los niños nacidos en el año del Caballo son apasionados, bulliciosos, vivos y muy enérgicos. Les gusta mucho estar al aire libre y necesitan gran cantidad de ejercicio, al igual que tienden a vagabundear hasta muy lejos, aunque siempre son capaces de encontrar el camino de vuelta a casa, sobre todo si es la hora de la comida. Su natural curiosidad e inquietud los mantendrá constantemente ocupados, y se rebelarán contra las restricciones que les pongan por delante. A causa de su espíritu aventurero, se inclinan a meterse en situaciones peligrosas. Muchos niños del signo del Caballo nacen zurdos. También tienden a ser desobedientes y con una voluntad obstinada. Esos niños necesitan disciplina para que puedan aprender a controlar el genio y la impulsividad.

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