Invierno

21 de Diciembre al 21 de Marzo

En el hemisferio norte, el solsticio de invierno suele producirse el 21 de diciembre (en el hemisferio sur, el invierno comienza alrededor del 21 de junio). En este tiempo de quietud, las noches son más largas y los días más cortos que en cualquier otro. A medida que el invierno avanza con sus días helados hasta que surgen los primeros indicios de la primavera, las noches van haciéndose más cortas y los días más largos. El invierno es el cuarto y último cuadrante, o segmento de 90 grados, del ciclo anual. Se extiende desde el solsticio de invierno hasta el equinoccio de primavera.
El invierno es, por tradición, el período en el que el agua de las lagunas y los ríos se congela, nieva, se atenúan los sonidos de la naturaleza y la tierra duerme bajo un manto blanco. Los árboles extienden sus ramas desnudas hacia un cielo gris, iluminado sólo durante unas pocas horas diarias por un sol que apenas se eleva sobre el horizonte. La tierra sólo está muerta en apariencia, pues en sus profundidades hay fuerzas poderosas empeñadas en llevar a cabo una metamorfosis cuyos resultados podrán apreciarse en primavera. De hecho, nada muere en ella, sino que adquiere otro estado, y se produce una sensación de espera, de expectativa. La vida se ha trasladado al interior de la tierra. Todos buscan el abrigo de cuevas y casas para protegerse de los vientos ululantes. El fuego brinda calor a los seres humanos, y tanto ellos como los animales comen los alimentos que se han guardado para el invierno.

LOS SIGNOS Y LOS PERÍODOS DE LA VIDA

El invierno comprende tres signos astrológicos: Capricornio, el cardinal de tierra; Acuario, el fijo de aire; y Piscis, el mutable de agua. En términos humanos, estos tres signos corresponderían al individuo de entre 63 y 84 años. Este período espiritual de desarrollo humano que abarca desde la madurez hasta la muerte tiene muchos de los aspectos que caracterizan al invierno: la quietud, la interiorización de las experiencias y la disminución de las demandas instintivas.
Este cuarto cuadrante del Gran Ciclo de la Vida está regido por el pensamiento, y puede considerarse un período decadente que se manifiesta subjetivamente y tiene una orientación consciente. Aunque el crecimiento exterior de la naturaleza y del ser humano ha sido susti
tuido por completo por la subjetividad y la actividad interior, están ya gestándose los cambios objetivos. En el caso de los humanos, el pensamiento se traslada del exterior al interior, de modo que se pone mayor énfasis en las ideas, la religión, la filosofía, la espiritualidad y los problemas universales.
Astrológicamente, esto se relaciona con el hecho de que Capricornio, Acuario y Piscis están regidos por Saturno, Urano y Neptuno, que son planetas «lejanos» de mucho peso. Estos cuerpos astrales son grandes, están alejados de la tierra y tardan unos 28, 84 y 185 años respectivamente en dar la vuelta al zodíaco.
El adulto tiene en este período una visión más universal. Pierden importancia, o incluso desaparecen, metas como luchar para conseguir un empleo, crear una familia, reproducirse, construir una sólida defensa contra el exterior y causar una impresión determinada en el mundo social. La persona mayor debe prepararse psicológicamente para el final de su ciclo vital.

LA PERSONALIDAD INVERNAL

En términos generales, los nacidos en invierno se preocupan más por un esquema global. Pueden ser personas dominantes que se conducen con seguridad dentro de su entorno, pero que a menudo dan muestras de poseer un mayor grado de flexibilidad, sensibilidad, aceptación y espiritualidad que los nacidos en los demás períodos del año. Aunque suelen ser tranquilos, son capaces de expresar una asombrosa vitalidad a través de sus pensamientos, sus ideales y su trabajo. Se distinguen particularmente por tener una imaginación activa y una vida fantasiosa. Los que más éxito alcanzan pueden objetivizar esas visiones y acaso convertirlas en una fuente de creatividad, en lugar de transformarse en víctimas de ellas. La lealtad de los nacidos en invierno no está dirigida hacia la sociedad o los intereses personales, sino al mundo de las ideas.
A las personas de este período les procupa menos el estado actual del mundo que aquel que podría o debería tener. En este tipo de personalidad puede manifestarse un espíritu reformista; de hecho, es muy corriente que estos individuos se interesen por cuestiones relacionadas con la política y la justicia social.