Piscis en la Casa XII

Piscis como una clara atracción hacia las aguas universales de la vida Esta atracción tiene muchos beneficios y muchos peligros. Como regente natural de esta cúspide, Piscis en la Duodécima Casa puede indicar una persona con una espiritualidad sumamente profunda, una llamada interior a volver al hogar, a la fuente de toda la vida.
Estos sentimientos suelen conducirla a un camino muy inclusivo y de una gran compasión. Sin embargo, si uno tiene poco conocimiento de la profundidad del océano y juega con sus mareas y comentes, puede ahogarse incluso con las más nobles intenciones.
La necesidad de liberarse de las responsabilidades de la vida terrenal puede ser intensa, provocando todo tipo de adicciones, incluyendo la devoción ciega a los cultos «espirituales».
El Pez puede nadar río arriba hacia puertos inimaginables de iluminado servicio a la humanidad, o río abajo, sumiéndose en el olvido.

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