Desequilibrios de energías

Con esta información tradicional y básica sobre los efectos probables de las gemas, tan solo nos falta saber cuándo es conveniente recomendar un tipo u otro de gemas; para ello se desarrollará a continuación la manera de percibir y equilibrar la falta o el exceso de una de las siete energías en cada uno de los casos a tratar.

Insuficiencia de Sol

La falta de energía solar o del primer Rayo en un individuo se percibe como una disminución en la energía vital, aminoramiento en la resistencia a las enfermedades, deterioro paulatino de la vista; y en los hombres, una disminución en el porcentaje de espermatozoides en el líquido seminal. Psicológicamente se aprecia una pérdida en la confianza en sí mismo, falta de autoestima, escasez de entusiasmo en la vida, deterioro de las facultades creativas, voluntad endeble, y una carencia de dignidad que va en detrimento de la personalidad. En lo social, se aprecia una disminución en las relaciones con los demás, así como un menguado magnetismo personal. Para reequilibrar esta insuficiencia de energía solar, tradicionalmente se recomienda el uso de gemas del primer Rayo, es decir, de tonalidades amarillas o doradas como el citrino, ámbar, zafiro amarillo y topacio; este último es muy apreciado en los países nórdicos donde desde tiempos antiguos se ha usado para compensar la insuficiencia de irradiación solar. Desde la pérdida o el abandono de la viejas costumbres se destaca un brutal descenso en el porcentaje de espermatozoides en estas razas nórdicas.

Insuficiencia de Luna

La escasez de energía lunar o del segundo rayo, se aprecia en quien lo padece como una merma en las facultades emocionales, disminución de la receptividad, reducción del grado de sociabilidad, dificultad en las manifestaciones sentimentales y se percibe como un estado general de ánimo lleno de altibajos o con arranques de mal humor. En lo físico, pueden aparecer disfunciones digestivas de origen psicosomático y en las mujeres una falta de fecundidad o una disminución en la secreciones lácteas, siempre de origen psicosomático. En lo social, se observan dificultades para relacionarse con el medio familiar, con el público o con la gente en general. Para estos casos se recomienda el uso de gemas del segundo rayo o de tonalidades blanquecinas o lechosas como el cuarzo blanco, perlas, coral blanco, adularía, y todas las que tengan estas tonalidades. Conviene resaltar que en todos los países mediterráneos, desde muy antiguo, existe la costumbre de regalar este tipo de gemas a las novias, con la finalidad de mejorar su fecundidad, acrecentar el sentido de la protección maternal y ayudar a asumir la nueva situación familiar.

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