Como reconocer a Leo 1

Es ese amor por la enseñanza lo que lleva a tantos de este signo a convertirse en educadores, políticos y psiquiatras. Lo exasperante es que tengan tanta capacidad para racionalizar las cosas y plancharle a uno todas las arrugas de su vida. Lástima que no puedan arreglar sus propios asuntos con la misma facilidad y elegancia. Así y todo, es eso lo que hace el encanto de Leo: su sincera superioridad y sus excelentes cualidades, mezcladas de manera incongruente con la terrible y transparente vulnerabilidad de su yo. ¿El digno y orgulloso gato, vulnerable? Y como no. Cuando no se respetan su prudencia y su generosidad, se siente profundamente herido. Para suavizarle, halágale, simplemente. Nueve veces de cada diez, se convertirá de bestia rugiente en tímido y dócil gatito, que casi visiblemente se regodea y complace en el calor de las lisonjas. Es la debilidad que se convierte en el Waterloo de mas de un Leo, áspero y autocrático. La vanidad es su talón de Aquiles. Para él, la adulación es un estimulante, la falta de respeto le pone ciego de furia, y ambos extremos le hacen incapaz de formular un juicio equilibrado. Algunos Leones consiguen controlar con éxito estas tendencias, pero siempre están latentes en el signo solar y se hacen presentes hasta cierto punto.
Haz la prueba alguna vez. Cuando te esté dando alguno de sus sermones, interrumpe respetuosamente a tu amigo Leo para decirle que tiene un aspecto realmente magnifico con ese suéter. El resultado será probablemente un brusco descenso de su dignidad, y veras que el León, enrojeciendo, te pregunta totalmente desconcertado: “¿En serio? Pero, ¿de veras te lo parece?”. En la mayoría de los casos, el reconocimiento de su intelecto da tanto resultado como un elogio de su apariencia.
Leo no puede dejar de sentirse superior y de comportarse de manera teatral, de vez en cuando. Una de mis hijas tiene un maestro nacido en agosto. Un día que ella vino de la escuela, me comento: “Mami, tenemos un maestro muy raro. Para todo es inteligentísimo, pero a veces se pasea por el aula sacudiendo los brazos en el aire y gritando que está rodeado de idiotas. Nosotros siempre nos reímos, porque sabemos que no lo dice en serio”. Pobre León, si hasta los niños saben que sus rugidos son peores que su mordedura. Claro que no puedo dejar de advertirte que puedes tropezar con uno que tenga a Marte o a Mercurio influido, digamos, por Escorpio, y entonces el mordisco será mas grave; pero ahora estamos hablando del ejemplar típico.
Leo es sumamente astuto, en muchos sentidos. Será raro verlo desperdiciar energías procurando extraer agua de un pozo agotado, como suele sucederle a Aries; es pues un excelente organizador y sabio distribuidor de obligaciones. Sus órdenes son sorprendentemente efectivas cuando controla los efectos dramáticos, porque el León puede ser un maestro en el arte del discurso simple y directo, aunque a veces huela un poco a teatral. Expresa generosa y abiertamente su aprobación, y sus lisonjas pueden ser tan exageradas como para confundirle a uno.
Tampoco se avergüenza de sentir disgusto. Por lo general, lo que dice es lo que siente. Es posible que aplaque o que resulte quemante, pero nunca pasará sin dejar huella.
Las regias maneras de este signo solar se despliegan cuando el hombre o la mujer Leo reciben invitados. Uno se siente como si estuviera en un palacio real, donde se esperaría en cualquier momento ver como se detiene a la puerta una carroza con lacayo, para dejar bajar a Maria Antonieta o, por lo menos, a Nell Gwyn y a Madame Du Barry. La gente de Leo rodea a sus invitados con gran abundancia de la más exquisita comida, vinos finos, mujeres hermosas y buena música. Debo admitir que, en realidad, conozco un Leo que tiene gran influencia de Virgo en su carta natal y que en las fiestas sirve pepino en cubitos condimentado con hierbas, perejil y germen de trigo, pero los demás detalles son deslumbrantemente leoninos, incluyendo siempre las invitadas femeninas. ¡Qué exquisitez! Ni siquiera Luis XIV lo hacía tan bien. Pero después de Luis XIV, el diluvio, y después de mas de una cena romántica y un baile con Leo se produce un diluvio de declaraciones, pasión, lágrimas, enojos, disculpas y confusión sentimental lisa y llana.
Y ahora que llegamos al tema del amor, que es mas bien un lugar común donde encontrarse siempre que uno tenga algo que ver con Leo, ya sea personalmente o por carta, hay que señalar que no encontrarás, lector, muchos solterones ni solteronas nacidos bajo este signo solar. Si tropiezas con alguno, no te formes una opinión definida hasta que no hayas mirado discretamente dentro del tocador. Siempre hay algún amante oculto en las inmediaciones de la guarida del León. Es posible que no esté casado cuando le conozcas, pero estará enamorado o a punto de estarlo, o bien acabará de salir de un episodio romántico y le encontrarás con aire patético y perdido. El fiero orgullo de Leo es causa de que muchos romances y matrimonios se hagan pedazos. Un León sin pareja suele ser muy triste espectáculo, pero cuando su orgullo ha sido afrentado por su pareja, sea ésta legal o no, es posible que pierda su aspecto de tristeza y se muestre feroz, en cambio. De todas maneras, no hay quien pueda aguantar más con estoica dignidad, o adaptarse, cuando es necesario, valientemente a las condiciones más deprimentes, con auténtica energía y optimismo.

Sigue leyendo >>>