La personalidad de Leo

Si se considera que Leo representa el quinto período de la vida, comprendido entre los 28 y los 35 años, su personalidad puede compararse con la de un adulto maduro que hace sentir su influencia en el mundo con toda la fuerza posible. Los Leo disfrutan haciéndose notar con gestos magnánimos.

Detestan la maldad y la mezquindad y, al igual que el rey de los animales, prefieren dejar a un lado aquello que consideran que no merece su atención.

Dotados de un gran corazón, o lo dan todo o no dan nada. A veces puede resultarles difícil aceptar regalos. Además de actuar según sus propias reglas, los Leo suelen tener la fuerza necesaria para rechazar cualquier ofrecimiento que consideren inaceptable y la firmeza necesaria para mantenerse en su decisión.

Guiados por su particular código de honor, por lo general pagan sus deudas, ya sean de juego o de negocios, y esperan que los demás hagan lo mismo. Para ellos, la palabra dada es ley.

Les gusta ser admirados no sólo por su aspecto físico, sino también por sus actos. Por lo tanto, no les molesta que los pongan en un pedestal. Como suelen ser líderes natos, disfrutan encarnando las mejores cualidades del grupo que representan, ya sea familiar, social o político. No obstante, prefieren cumplir una tarea sin alardes, con el único deseo de transmitir una imagen de seguridad y confianza.

Para los nacidos en este signo, el hogar es su castillo. Deben sentirse orgullosos del lugar donde viven y, cuando eso sucede, nada les es más grato que compartirlo con otros.

La fidelidad de los Leo es legendaria: defenderán a capa y espada a sus familiares, amigos y compañeros, hasta la muerte si es necesario. No obstante, su apego inamovible hacia ideas o relaciones que se han desgastado pueden ser un obstáculo para su evolución.