El hombre Libra 1

La palabra amor y la palabra Libra son prácticamente sinónimos. Libra inventó el romance, y lo refinó hasta convertirlo en un arte, con un virtuosismo que Leo, Escorpio y Tauro –lo que es decir mucho– no pueden igualar. Para Libra, las delicadas estrategias de Cupido son talentos innatos. Se valdrá con facilidad y soltura de todas las tretas, y rara vez se le escapará la chica. Sin embargo, cuando la haya conseguido, no siempre sabrá que hacer con ella. ¿Se aprovechará del desvalimiento de ella, o le propondrá matrimonio? ¿O las dos cosas? ¿O ninguna? La batalla mental se inicia, y vivir en el jardín del Edén con un Adán de este tipo puede ser lo menos parecido a un éxtasis.
Hasta los noventa años, por lo menos, Libra no perderá interés en el sexo opuesto. Si es feliz en su matrimonio, puede ser un interés puramente académico, pero es una materia que jamás le aburrirá, aunque se limite a imaginarse como sería guiar por un salón de baile imaginario a cada chica bonita que aparece en las inmediaciones.
Como al varón Libra el arte de amar se le revela con tanta facilidad –y con precocidad tan asombrosa– y como casi siempre sus excursiones románticas por la selva del amor terminan coronadas por el éxito, se enmaraña con muchísimas enredaderas. Libra no pretende herir los sentimientos de nadie, pero ignora beatíficamente el dolor que puede causar cuando se pone de ánimo discutidor. Le enferma decir que no, pero es raro que se dé cuenta de que las postergaciones son más crueles que terminar directamente con un asunto que no tiene perspectiva alguna de felicidad. En la situación opuesta, cuando los sentimientos recíprocos llevan a ambos tan cerca de lo sublime como en esta tierra pueden llegar los humanos, la agonía puede ser igualmente prolongada y tortuosa. Solo Acuario puede mostrarse más temeroso de hacer una jugada definitiva, en un sentido o en otro. Si tiene la sensación de que no es justo con alguien en su propia vida, contigo, o hasta con alguien de su pasado romántico reciente, su dolorosa indecisión no tendrá fin. Para el, ser injusto es un crimen casi equiparable al asesinato. El deseo de no mostrarse cruel puede llevarle a un matrimonio equivocado, cuyo destino no puede ser otro que el tribunal de divorcio, pero también sus interminables dilaciones pueden ser causa de que pierda el amor de su vida. Ya ves que su actitud es un arma de doble filo, tan capaz de destrozar un amor verdadero como de cortarle una tajada de matrimonio indigerible. Para ambas cosas, la cura es deshacerse de falsos sentimientos.
Es imposible negar la tendencia a la versatilidad en los hombres Libra. Especialmente durante la juventud, tienden al jugueteo. El impulso natural de Libra le lleva a estimar las posibilidades de una mujer de cada tres o cuatro que encuentra, para ser su auténtica compañera del alma. Es frecuente que sufra una confusión irremediable entre amistad y amor. Lo sorprendente, con todos sus tanteos y experimentaciones, es que los varones Libra no anden mas frecuentemente con el corazón destrozado. Son capaces de olvidar con ofensiva rapidez y, excepción hecha tal vez de Géminis o Sagitario, los que menos se permiten el lujo de evocar con pena el recuerdo de un amor no correspondido o de un romance que no llegó a ser. Es posible que reciba algunas magulladuras, pero las heridas no serán permanentes, salvo en casos muy excepcionales; entonces, pueden ser devastadoras mas allá de todo lo imaginable, pero eso sucede tan rara vez que no encontrarás muchas excepciones a la regla. Es mas fácil encontrar a un hombre Libra, blando de corazón y desprevenido, en las garras de una mujer apasionadamente decidida que le ha metido en la cabeza que abandonarla sería un pecado solo inferior a romper los diez mandamientos todos juntos. Atrapado en semejante red, Libra puede ser un desdichado prisionero del amor; pero los dos extremos son excepciones, y la mayoría de los hombres de este signo se las arreglan para mantener una libertad que les permita disfrutar del romance en la mayor medida posible, sin dejarse atar por lazos sentimentales.
A Libra no le interesa demasiado desenterrar tus secretos. A primera vista puede parecerte que si, pero pon mas atención. Es frecuente que se le escapen cosas que pasan bajo sus propias narices. Todo el mundo se dará cuenta, salvo el. Aunque discuta hasta que el infierno se congele, su propósito no es rastrear motivaciones personales, sino recrearse en teorías abstractas, para poder llegar a un juicio equilibrado. Sus preguntas no se dirigen a descubrir la oculta neurosis de nadie. Simplemente, desea aislar los hechos y volverlos a colocar en el lugar adecuado. Brillante en la lógica y astuto en la nacionalización, discutirá los pros y los contras, y su conclusión será las más de las veces certera, exacta, sensata y práctica. Ni siquiera Salomón en toda su sabiduría podría superar el equilibrio final de una decisión típica de Libra. Lo que no tiene es inclinación a considerar los matices personales o la maraña emocional que pueden estar por debajo de la superficie. Le basta con los hechos y no necesita más. A su juicio, la profunda penetración del carácter que pueden mostrar Piscis, Escorpio o Acuario enturbiaría la claridad de la imagen que él ve. Instintivamente siente que esas honduras psicológicas no son su línea, y es verdad. Si tú eres derrochona, deducirá simplemente que el dinero se te va como si fuera agua, y que es arriesgado darte crédito. El hecho de que al dilapidar estés buscando seguridad emocional no le interesa en absoluto. Él no es tu psiquiatra. Si eres ahorrativa, lo único que a él le interesará será estudiar cuidadosamente tu frugalidad para formarse un juicio exacto de tus costumbres; no sentirá ningún deseo de descubrir tu miedo secreto a perder la independencia, al ser pobre. La promiscuidad será motivo para que te señale sus riesgos, la frigidez dará lugar a discusiones aún más prolongadas sobre el aislamiento de toda compañía humana, pero Libra se negará a conocer las experiencias traumáticas que produjeron la primera o de los profundos y arraigados sentimientos de inadecuación que son el origen de la segunda.

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