Como reconocer a Piscis

Si te aconteciera ver a un Piscis de cajero en un banco, o de presidente, incluso, te encontrarías frente a un ejemplar muy raro. Son muy pocos los de este signo que pueden aguantar verse confinados durante largo tiempo en un solo lugar. Tendrás mas suerte si los buscas en una sesión de espiritismo, o visitando una galería de arte, aunque también es posible en un convento o monasterio, lo mismo que si te vas a un concierto o acudes a ver el espectáculo de algún night–club. También podrías probar en una Sociedad de Escritores, darte una vueltecita por un teatro, entre bambalinas, cuando acaba la función o conseguir que te inviten a tomar el sol en algún yate.
Lo más probable es que de cualquiera de esas corrientes salgas con una pesca bastante buena. Cuanto más creativo y artístico, más ocioso y esotérico sea el ambiente, mas peces encontrarás. Sacarás la red llena de ejemplares coloridos y resplandecientes, si la echas en un cóctel o en un baile de gala. Hasta puede ser que pesques un par de truchas, o alguna especie exótica, como la princesa Lee Radziwill.
La gente de Neptuno tiene pocas ambiciones mundanas. A la mayoría de ellos les importa un comino el rango, el poder o el liderazgo, y tampoco la riqueza les atrae demasiado. Pocas personas de este signo habrá que lleguen a hacer dinero, como no lo obtengan por herencia o por matrimonio. Claro que eso no quiere decir que tengan nada en contra de él; aceptarán mas conciencia que la mayor parte de nosotros de sus cualidades temporales.
Sea quien fuere el que dijo que no le interesaba ser millonario, sino vivir como si lo fuera, reflejaba con toda exactitud la filosofía de Piscis. En el corazón típico de Neptuno no hay cabida para la codicia; le caracteriza una falta de intensidad, casi una despreocupación sobre el mañana, acompañada de un conocimiento intuitivo del ayer y una placida tolerancia de hoy. Para los peces, sean reales o humanos, nunca es fácil luchar contra la corriente. Lo mas común y lo que exige menos esfuerzo, es seguirla dondequiera que les lleve. Pero nadar contra la corriente es el desafío que tiene que afrontar Piscis, y la única manera que tiene de encontrar alguna vez paz y felicidad auténticas. Para los que nacieron bajo este signo solar, seguir el camino fácil es una trampa, un cebo apetecible que les seduce, pero que esconde el peligroso anzuelo: una vida desperdiciada.
El Pez te dejará impresionado con su naturaleza ociosa y el encanto de sus modales. La mayoría de las restricciones lo dejan indiferente, si no le privan de su libertad de soñar y de ir buscando su camino en la vida. Más indiferente se queda aún ante los insultos, las recriminaciones y las coléricas opiniones de otra gente. Dile a Piscis que la sociedad está en decadencia, que el gobierno se viene abajo, que la contaminación nos llevará a todos a la tumba y que el mundo no tiene remedio, y bostezará o te mirará con una sonrisa encantadora o tal vez parezca vagamente apenado. Son muy pocas las cosas que le mueven a una acción o a una reacción violenta. Claro que el Pez no es totalmente apático; también tiene su genio. Cuando por fin se exaspera, puede ser mordaz y sarcástico, y demostrar que es rápido y cáustico de lengua. Los neptunianos pueden azotar furiosamente con la cola y desparramar torrentes de irritación y de nervios, pero los nativos típicos del signo seguirán normalmente la vía de menor resistencia, y las frescas aguas de Neptuno diluirán continuamente su ira. Irritar al Pez hasta conseguir que pierda los estribos es como arrojar un guijarro en el transparente espejo de un lago. Se producirán algunas ondulaciones, pero la superficie no tardará en volver a la calma.
Cuando conozcas gente de Piscis, fíjate primero en los pies. Serán notablemente grandes (sobre todo en los hombres) o bien enormes y proyectados hacia afuera como los de una lavandera fatigada. También las manos de Piscis pueden ser menudas, frágiles y exquisitamente moldeadas, o si no, huesudas y grandes como jamones, como si estuvieran hechas para empuñar el arado. La piel es de una suavidad de seda, el pelo fino, con frecuencia ondulado y por lo común claro (aunque también hay bastantes Peces castaños). Ojos líquidos, de parpados pesados, llenos de luces extrañas. Frecuentemente, aunque no siempre, serán un poco salientes y bulbosos, ojos que se imponen. Hay algunos que tienen ojos bellos, simplemente; no hay otra palabra para describirlos. Los rasgos son elásticos y móviles, y en ellos los hoyuelos predominan sobre las arrugas. Los Piscis no suelen ser altos, son a veces de cuerpo un tanto desgarbado, hecho que queda oculto por su gracia extraordinaria. Dan la impresión de que flotan en lugar de caminar, como si nadaran a través de la habitación o por la calle. Y a veces realmente es así.
Puede ser que adore el agua helada, que se tome diez tazas de te o de café por día, que se muera por las gaseosas o que suspire por algo mas fuerte. Como pasa con los de Escorpio y los de Cáncer, para los nativos de Piscis es prudente no acercarse siquiera al alcohol. Son muy pocos los neptunianos que pueden tomar un cóctel en una fiesta, y quedarse ahí. Algunos hay, claro; pero son demasiados los que encuentran en el licor una seductora solución para sus problemas, algo que les arrulla gratamente con una falsa sensación de seguridad… pero es un arrullo peligroso. Claro que no todos los Peces que se beben un coñac con el café terminan en el alcoholismo, pero el porcentaje es más alto de lo que debería.

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