Cuando sopla la brisa de Acuario, el corazón de Piscis empieza a girar, impulsado por un loco amor. Pero Piscis se siente inseguro ante las emociones del aguador, que nunca serán tan profundas como las suyas.
Cuando usted trata de sujetar a su amante Acuario con sus cadenas amorosas, o de conseguir al menos cierta clase de compromiso, sus demandas pueden hacerlo huir.
De repente, la ternura del afecto de Acuario se transforma en crueldad, y el amor corre el riesgo de pasar a ser un doloroso recuerdo.
Con todo, es cierto que si ambos trabajan en esta relación, tendrán su recompensa. Si Acuario intenta dar más, y Piscis dar menos, y los dos realmente escuchan al otro, esta unión tiene su potencial positivo.
Aunque Acuario deberá ser convencido de que quedarse en casa no siempre implica haber fracasado y no haber encontrado algo mejor que hacer.