Si se considera que Piscis representa el duodécimo y último período de la vida, comprendido entre los 77 y los 84 años, su personalidad simboliza el espíritu que abandona los apegos terrenales y se funde con el cosmos. Neptuno, como regente, le aporta una cualidad soñadora, espiritual y profundamente emotiva. Los Piscis no son prácticos, sino que destacan por su dominio de la comprensión y expresión de ideas y sistemas abstractos.
Por tanto, pueden tipificarse como soñadores, y las visiones que ofrecen a la humanidad deberían considerarse un lujoso obsequio. En términos generales, no tienen inconveniente alguno en compartir los bienes materiales y son más dados que los nativos de otros signos a disfrutar de la amistades y las relaciones. Pero también necesitan pasar mucho tiempo a solas y corren el riesgo de convertirse en ostracistas o solitarios.
Su extrema sensibilidad puede ser un obstáculo para llevar una vida social tranquila. Aunque el signo se caracteriza a menudo como el de los pesares, los Piscis no se adaptan bien al sufrimiento. No obstante, se deprimen con facilidad y son propensos a la autocompasión. Corren el peligro de evadirse a través de algún tipo de adicción. Su profunda y compleja vida emotiva supone un gran atractivo para aquellos que desean entrar en contacto con los aspectos más profundos de la vida.
Los Piscis suelen tener una memoria excelente, quizás porque son muy impresionables. Además, como tienden a ser devotos, pueden ser muy buenos creyentes, no sólo en cuestiones religiosas sino también en los sistemas y principios de otra clase de doctrinas. La influencia de Júpiter se constata en la generosidad de los nacidos en este signo.
Es muy alto su grado de empatía y sensibilidad hacia las dificultades de los demás, y ante el infortunio tienden a responder con una actitud compasiva. Sin embargo, deben tener cuidado de que los demás no abusen ni se aprovechen indebidamente de la condescendencia que los caracteriza.
