Sagitario, el signo de la suerte, rara vez niega un favor al prójimo, porque si algo le gusta en este mundo es actuar como un buen dios proveedor o como un hada madrina que puede hacer feliz a la gente con sólo agitar su varita mágica.
Alegremente, sin preguntar cuando le devolverán el favor, Sagitario comparte lo que posee. Y, por esas extrañas compensaciones del destino, el premio a su generosidad consiste en que cuanto más da, más tiene.
Pero a veces, en raras ocasiones, a ciertos Centauros se les apaga la buena estrella y también e! buen humor: en esos casos resultará inútil insistir -mejor recurrir a otra persona- porque no existe ser más negativo en el universo que un sagitariano sin fe.
Alegremente, sin preguntar cuando le devolverán el favor, Sagitario comparte lo que posee. Y, por esas extrañas compensaciones del destino, el premio a su generosidad consiste en que cuanto más da, más tiene.
Pero a veces, en raras ocasiones, a ciertos Centauros se les apaga la buena estrella y también e! buen humor: en esos casos resultará inútil insistir -mejor recurrir a otra persona- porque no existe ser más negativo en el universo que un sagitariano sin fe.
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