Los Enamorados

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Los Enamorados

Los Enamorados (Carta VI) hace hincapié muy definidamente en la elección que realiza cada uno de nosotros al tornar uno de los dos caminos opuestos, a la derecha o a la izquierda.
En ciertos mazos de Tarot —como en el del Instituto Perceptivo (Insight Institute)— este arcano muestra una joven figura del sexo masculino parada entre dos figuras femeninas, quienes son la personificación del Vicio y la Virtud; una desea hacerle tomar el camino de la derecha, la otra el de la izquierda. El muchacho duda con respecto a qué dirección tomar.
En algunos casos se representaba a una pareja de enamorados en el momento de ser unidos en matrimonio por una tercera persona. La primera forma corresponde casi seguramente al simbolismo más antiguo. Prodicus, un sofista y retórico de Cos, que vivió alrededor del año 396 a.C., ha registrado en sus escritos cómo Hércules, cuando había llegado a la edad adulta, fue tentado por dos mujeres, una de las cuales poseía todos los atractivos del Vicio, la otra los más austeros de la Virtud. Finalmente, tras algunas dudas, se rindió a las palabras persuasivas de la Virtud. Sólo nos queda ahora la esencia de esta celebrada fábula de la Elección de Hércules, preservada por Jenofonte en sus «Cosas Memorables».
En la parte superior de esta carta se encuentra casi siempre un ser con un arco, lanzando una flecha a la figura central, o a figuras ubicadas en la parte inferior. Indudablemente este punto, prácticamente el único constante, presenta la clave de la situación. El arco es un símbolo del Espíritu eterno; la flecha, la simbolización del Impulso Divino: los impulsos del Karma, podríamos pensar, deben inducir al joven a tomar uno u otro camino. Kn este sentido, el arquero puede significar —tal es el punto de vista de «Papus»— el espíritu de Justicia que flota cual halo radiante sobre el grupo. Pero no es un argumento concluyente, ya que sugiere que la flecha punitoria esté dirigida a la personificación del Vicio. En realidad, la figura hacia la cual apunta la flecha varía a menudo.
Si se rechaza este concepto se perderá en este caso la dualidad de lo bueno y lo malo, que aparece repetidamente en las cartas de los Arcanos Mayores.