La Templanza

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La Templanza

La Templanza o el «Ángel del Tiempo» (Arcano XIV), es una figura femenina alada vierte un chorro de líquido, sin derramar una gota, de un jarrón a otro. Aquí tenemos la representación del fluir del pasado, a través del presente, hacia el futuro. Pero las alas del Ángel, y el hecho de que un jarrón esté a una mayor altura y a gran distancia del otro es sugestivo. Este simbolismo, sin duda, también se refiere al descenso del Espíritu a la Materia y, en un sentido individual, a la purificación del alma mediante una transfusión espiritual.

San Pablo dice: Hay vasijas de oro y de plata, pero también las hay de madera y de arcilla; algunas honrosas y otras deshonrosas. Estas cuatro vasijas pueden ser comparadas con los cuatro cuerpos del hombre, que son respectivamente: el espiritual, el astral, el etéreo y el físico. El espíritu debe fluir dentro del cuerpo astral y purificarlo. Quizá para destacar este significado, en algunos mazos de Tarot una de las jarras es de oro y la otra de plata.

El cuerpo astral se desprende con el tiempo, y el fluido de la Vida regresa al Espíritu del cual proviene. Puede señalarse que entre los antiguos griegos el fluir del contenido de una vasija a otra implica la metempsicosis. H. T. Morley piensa que puede aludir al vino o al aceite que se derraman en honor de los dioses, el que ha sido uno de los primeros métodos empleados para consultarlos, del cual se dice que lo utilizaban los babilonios por lo menos en el año 2.000 a.C.

Como esta carta sigue inmediatamente a la de la Muerte, que simboliza el fin del «viejo yo» y la regeneración espiritual, podemos comparar al líquido que fluye de una jarra a la otra con una purificación del alma, como ocurre con el agua bautismal.

En sentido amplio, el líquido que fluye de un vaso a otro es la combinación de las fuerzas activas y pasivas. Es la unión de los principios masculino y femenino. El Espíritu que penetra en la materia, y la reacción del Espíritu sobre la materia. También la corriente puede ser concebida como materia de pensamiento.

Cuando la corriente de nuestros pensamientos está correctamente dirigida, se actúa con templanza; de otra manera, existe una oposición entre los propósitos elevados y los bajos impulsos. Aquí nos encontramos con una inspiración que fluye desde arriba hacia abajo, y en consecuencia el Ángel es lo que Paul Brunton llamaba el «Sobre-yo» (Overself); pero, en un sentido menos elevado, la corriente es la interacción de una mente sobre la otra, una trasferencia de pensamiento, la influencia ejercida por la sugestión. Y, posiblemente, también es el Od de Reichenbach, juntamente con la fuerza misteriosa de Mesmer. Por último, es el fluido vital que se desprende del sanador espiritual.